First Prayer
O Mary,
You shine continuously on our journey
as a sign of salvation and hope.
We entrust ourselves to you, Health of the Sick,
who, at the foot of the cross,
were united with Jesus’ suffering,
and persevered in your faith.
“Protectress of the Roman people”,
you know our needs,
and we know that you will provide,
so that, as at Cana in Galilee,
joy and celebration may return
after this time of trial.
Help us, Mother of Divine Love,
to conform ourselves to the will of the Father
and to do what Jesus tells us.
For he took upon himself our suffering,
and burdened himself with our sorrows
to bring us, through the cross,
to the joy of the Resurrection.
Amen.
We fly to your protection,
O Holy Mother of God;
Do not despise our petitions
in our necessities,
but deliver us always
from every danger,
O Glorious and Blessed Virgin.
“We fly to your protection, O Holy Mother of God”.
In the present tragic situation, when the whole world is prey to suffering and anxiety, we fly to you, Mother of God and our Mother, and seek refuge under your protection.
Virgin Mary, turn your merciful eyes towards us amid this coronavirus pandemic. Comfort those who are distraught and mourn their loved ones who have died, and at times are buried in a way that grieves them deeply. Be close to those who are concerned for their loved ones who are sick and who, in order to prevent the spread of the disease, cannot be close to them. Fill with hope those who are troubled by the uncertainty of the future and the consequences for the economy and employment.
Mother of God and our Mother, pray for us to God, the Father of mercies, that this great suffering may end and that hope and peace may dawn anew. Plead with your divine Son, as you did at Cana, so that the families of the sick and the victims be comforted, and their hearts be opened to confidence and trust.
Protect those doctors, nurses, health workers and volunteers who are on the frontline of this emergency, and are risking their lives to save others. Support their heroic effort and grant them strength, generosity and continued health.
Be close to those who assist the sick night and day, and to priests who, in their pastoral concern and fidelity to the Gospel, are trying to help and support everyone.
Blessed Virgin, illumine the minds of men and women engaged in scientific research, that they may find effective solutions to overcome this virus.
Support national leaders, that with wisdom, solicitude and generosity they may come to the aid of those lacking the basic necessities of life and may devise social and economic solutions inspired by farsightedness and solidarity.
Mary Most Holy, stir our consciences, so that the enormous funds invested in developing and stockpiling arms will instead be spent on promoting effective research on how to prevent similar tragedies from occurring in the future.
Beloved Mother, help us realize that we are all members of one great family and to recognize the bond that unites us, so that, in a spirit of fraternity and solidarity, we can help to alleviate countless situations of poverty and need. Make us strong in faith, persevering in service, constant in prayer.
Mary, Consolation of the afflicted, embrace all your children in distress and pray that God will stretch out his all-powerful hand and free us from this terrible pandemic, so that life can serenely resume its normal course.
To you, who shine on our journey as a sign of salvation and hope, do we entrust ourselves, O Clement, O Loving, O Sweet Virgin Mary. Amen.
Oración 1:
Oh María,
tú resplandeces siempre en nuestro camino
como un signo de salvación y esperanza.
A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos,
que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del pueblo romano,
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que lo concederás
para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de esta prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que Jesús nos dirá,
Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo
y se cargó de nuestros dolores
para guiarnos a través de la cruz,
a la alegría de la resurrección. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies nuestras súplicas en las necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.
Oración 2:
«Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios».
En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.
Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.
Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.
Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.
Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos. Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.
Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.
Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares.
Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.
Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.
Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.